Cuando el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmen este lunes el acuerdo formal de paz, iniciará una nueva era y quedará atrás la lucha de más de cinco décadas, gracias a cuatro años de negociaciones en Cuba y una fuerte inversión política y económica que ahora continuará con el proceso de desmovilización.
Santos, uno de los principales impulsores de esa negociación, declaró el 21 de agosto en la Asamblea General de la ONU que “en Colombia estamos pasando la página de la guerra para comenzar a escribir el capítulo de la paz”.
La firma de ese pacto deberá celebrarse mañana en Cartagena de Indias en una ceremonia que encabezará Santos y el máximo jefe de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, con la presencia de varios jefes de Estado, entre ellos el presidente de México, Enrique Peña Nieto, de acuerdo con la Cancillería colombiana.
Ese proceso de paz con las FARC le ha costado más de 14 mil millones de pesos colombianos al Fondo de Programas Especiales para la Paz de la Presidencia, reportó el diario colombiano El Espectador.
La cifra exacta es 114 mil 592 millones 591.719 pesos colombianos (al menos cuatro millones 948 mil dólares), y se pudo conocer gracias a un derecho de petición interpuesto por el abogado Hernán Darío Cadavid, quien publicó en su cuenta de Twitter la respuesta del gobierno colombiano.
Según el documento, ese organismo gubernamental no destinó dinero para la estadía y manutención de la delegación de las FARC y tampoco presupuestó ni ejecutó costos por los retrasos que se presentaron en el proceso de paz.
Otra investigación denominada “Las cifras de la guerra y de la transición”, realizada por el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) y la Agencia de Comunicaciones para la Paz (Acpaz), señala que en seis décadas el país sudamericano gastó en la guerra 411 billones de pesos colombianos (139 mil 367 millones de dólares), publicó el diario El Tiempo.
Según la investigación, el promedio del gasto estatal en lo que tiene que ver con la guerra fue de 7.6 billones de pesos colombianos por año, lo que significa que fue de 22 mil millones de pesos colombianos por día (unos 7.5 millones de dólares). El texto completo puede consultarse en el acuerdo final de paz.
En cuanto a la ayuda internacional que ha recibido Colombia para costear el conflicto, el estudio revela que desde 1964 a la fecha Estados Unidos ha girado ocho mil 729 millones de dólares.
GASTO PARA DESMOVILIZADOS
Jairo Parada, profesor del departamento de Economía de la Universidad del Norte, afirmó hace unos días que al examinar los puntos del Acuerdo de Paz puede concluirse que su desarrollo implica un compromiso de gasto público que pareciera imposible de abordar desde esa óptica de restricción monetaria que se establece en la Regla Fiscal del país.
La dimensión de las tareas planteadas en La Habana son de tal magnitud que es poco probable que puedan ser atendidas dentro de los parámetros del modelo económico colombiano vigente”, destacó Parada, haciendo referencia a la necesidad de que las inversiones acordadas estén acompañadas de presencia estatal en favor de la tercera parte de la población colombiana, hoy excluida.
No existe un consenso exacto sobre los gastos que se requerirán para hacer realidad los compromisos adquiridos en el Acuerdo de Paz, pero, según estimaciones de la Comisión de Paz del Congreso, se requerirán inversiones por valor de 93 billones de pesos colombianos (unos 32 mil millones de dólares) durante los próximos diez años.
Entre siete mil y ocho mil guerrilleros formarán parte del proceso de desmovilización como se estipula en los acuerdos de paz.
Según el texto del acuerdo, el paquete de incentivos económicos incluye una “asignación única de normalización” de dos millones de pesos colombianos, es decir, alrededor de 680 dólares que se les entregará a cada guerrillero una vez que salgan de las zonas de concentración. Esto ocurrirá seis meses después de la firma del pacto de paz.
Los guerrilleros podrán acceder también a un seguro de desempleo que operará por dos años. Éstos podrán recibir hasta 90% de un sueldo mínimo mensual, que se les entregará a quienes no encuentren trabajo.
El sueldo mínimo en Colombia es de 689 mil 454 pesos colombianos, es decir, un exguerrillero de las FARC recibiría unos 210 dólares mensuales si está desempleado, unos cinco mil 40 dólares por dos años, de acuerdo con el diario chileno La Tercera.
Según la revista colombiana Dinero, esto implica que el gobierno gastará al menos 80 mil millones de pesos colombianos (27 millones de dólares) entre el capital de incentivo económico y la asignación de normalización.
EL NUEVO CAPÍTULO
Aparte del desembolso económico que se estima hará el gobierno colombiano, a partir de mañana la lucha en Colombia se centrará en el plebiscito que busca refrendar el Acuerdo de Paz logrado con las FARC.
El partido de derecha Centro Democrático (CD), que lidera el expresidente Álvaro Uribe, pidió enfáticamente al Consejo de Estado de Colombia frenar la convocatoria a ese proceso por supuestas fallas de forma y de fondo que tiene el decreto que le permitió a Santos llamar a las urnas.
En 1983 los guerrilleros de las FARC le quitaron la vida a Alberto Uribe en un intento de secuestro que salió mal. Dos décadas más tarde, su hijo Álvaro, se convirtió en Presidente de Colombia (2002 a 2010), y llevó a los rebeldes a una guerra civil intensa contra el grupo insurgente al que responsabilizaba de la muerte de su padre señaló
Peter Vincent en un artículo para The New York Times.
Vincent, influyente abogado especialista en seguridad y que fue parte del Departamento de Justicia para Colombia de 2006 a 2009, no tiene dudas: “Hay que oponerse a los opositores al acuerdo”.
Los senadores de CD, Alfredo Hoyos y Paloma Valencia, han argumentado que como el gobierno y las FARC no habían concretado la firma final y oficial de los acuerdos alcanzados en Cuba, el presidente Santos no podía convocar al plebiscito.
El Centro Democrático, que se ha declarado públicamente en contra del proceso de paz que cerró el pasado 24 de agosto sus negociaciones en La Habana, anunció que presentará ante organismos internacionales diversas demandas contra los pactos logrados por las partes desde el inicio de los diálogos en 2012.
En este momento, Colombia se encuentra en una encrucijada sobre cómo enfrentar los delitos cometidos por el grupo guerrillero, un debate marcado, en parte, por la experiencia durante la desmovilización de grupos paramilitares.
Se estima que el conflicto armado ha dejado hasta ocho millones de víctimas, más de seis millones son de desplazados. Los registros de la Unidad de Víctimas señalan que hay 12 crímenes prevalentes en las denuncias: desplazamiento forzado, homicidio, mutilaciones por minas, secuestro, tortura, reclutamiento de menores, despojo de tierras, agresión sexual, amenazas y atentados, desaparición forzada y robo de bienes.
EL OTRO POLO
A pesar de que el proceso de paz con las FARC atraviesa por duros cuestionamientos sobre todo del Centro Democrático, para el experto en temas de seguridad nacional y exguerrillero del Ejercito de Liberación Nacional (ELN), León Valencia Agudelo “es lo único que va bien” en Colombia.
Dice que con un entorno de apagón, sequía, desaceleración económica, desempleo y corrupción “la paz es lo único que va bien, a pesar de ser un tema muy controversial y de que la gente siente mucha desconfianza y bronca contra las FARC”.
Valencia recordó que “Colombia lleva seis décadas en guerra y a lo largo de todos estos años han sido muchos los intentos y los fracasos por alcanzar la reconciliación”. Por eso afirma que la paz nunca será tan atractiva como la guerra.
El analista destacó que “Colombia estuvo cerca de una salida militar, hoy la gente espera que haya un acto de confianza para respaldar el proceso de paz”.
Varios factores han jugado en contra de la imagen presidencial: “su poco carisma y falta de liderazgo, una oposición que ha hecho lo imposible por acabar el proceso, un ELN indeciso y cometiendo acciones terroristas, y unas FARC que han tratado de imponer todas sus condiciones. Ésta es una paz incompleta”, afirmó en una entrevista con el diario colombiano El País.
El pasado 16 de septiembre, una encuesta de la firma
Datexco Company destacó que 55.3% de los colombianos aprobaría el acuerdo de paz entre el gobierno y las FARC en el plebiscito que se realizará el 2 de octubre, frente a 38.3% que lo rechazaría.
El sondeo demostró una reducción de las diferencias, pues una encuesta revelada una semana antes por la misma firma mostraba un apoyo al “Sí” de 64.8% y un respaldo al “No” de 28.1%, lo que avizora una nueva fuerte batalla política en Colombia.
Con información de Excélsior.