- NUNCA LLEGUES A LA PLAYA CON EL ESTÓMAGO VACÍO.
Aumenta el riesgo de sufrir mareos o bajones de presión, considerando que también estás exponiéndote a temperaturas elevadas.
- COME CADA TRES O CUATRO HORAS.
Tu organismo tendrá energía para funcionar y llegarás con menos ansiedad a la hora de la cena.
- BEBE AGUA TODO EL TIEMPO.
Lo recomendable es beber entre dos y tres litros diarios, sin esperar a tener sed para hacerlo. En verano, las necesidades de hidratarnos aumentan porque las pérdidas por sudación son mayores. Otras alternativas son el té, los jugos naturales y las bebidas sin azúcar. Los refrescos azucarados no son recomendables porque incrementan la sensación de sed.
- CONSUME FRUTAS Y VERDURAS SIN RESTRICCIONES.
Son alimentos indispensables para un saludable menú vacacional. Gracias a su alto contenido de agua, al ingerirlas hidratarás tu organismo con rapidez y casi sin darte cuenta. Además, son portadoras de una gran cantidad de vitaminas, fibra, minerales y antioxidantes naturales (los cuales protegen las células de nuestra piel cuando nos exponemos al sol)
- ALTO A LAS TENTACIONES.
La playa ofrece innumerables tentaciones, y elegir previamente lo que comeremos ayuda a evitarlas. Algunas alternativas saludables son: ensaladas, yogur, sándwiches de vegetales, barritas de cereal, nueces, almendras, rollitos de queso y jamón de pavo.
- DISFRUTA CADA BOCADO.
Tienes tiempo suficiente para relajarte a la hora de comer.
- NO A LAS COMIDAS PESADAS.
La digestión de frituras y otros alimentos con alto contenido graso es mucho más lenta. Junto con las altas temperaturas, puede provocar que tu presión sanguínea disminuya y empieces a asentir malestar.
- TU ALIADA: LA HIELERA PORTÁTIL.
Conserva tus alimentos de manera adecuada y evita interrumpir la cadena de frío de carnes y lácteos. Ingerirlos en mal estado puede perjudicar nuestra salud.
- OJO CON EL ALCOHOL.Acelera la pérdida de agua y terminarás eliminando más líquido del que hayas consumido.
- MUÉVETE. Una alimentación saludable debe estar acompañada por actividad física. Muy importante: evita salir a caminar a medio día, pues la acción de los rayos solares sobre tu cuerpo se vuelve más nociva.
Cuando vas a la playa debes hacer pequeños cambios en tu alimentación para mantener el cuerpo hidratado y cuidar tu peso; evita los alimentos procesados y opta por las frutas y verduras.