Dice su editor y propietario que no ha sido de muerte natural sino por el ejercicio de informar a lo largo de 27 años a contra corriente, entre otras cosas, [porque] no existen las garantías ni la seguridad para ejercer el periodismo crítico, de contrapeso.
La muerte de Miroslava Breach fue reflexión obligada para tomar tal decisión y el riesgo de que más colaboradores pierdan la vida.
No hizo falta matar al mensajero como en la tragedia griega, Norte murió de soledad y no por falta de lectores, murió en la insolvencia económica cuando sus deudores se negaron a pagar los adeudos contraídos por la prestación de servicios.
Su muerte es un triste acontecimiento, para los lectores, para sus reporteros, columnistas, cartonistas y en general para los trabajadores del periódico.
Ciudad Juárez pierde una de sus voces más importantes y de mañana en adelante será parte de la historia obligada de la ciudad y del Estado.
Sin la consulta a sus fuentes, no se podrá escribir y comprender lo que aquí ha sucedido.