Sunday, 25 August 2019 00:00

Las fracturas de los partidos políticos

Written by  Eduardo Borunda
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Eduardo Borunda Escobedo. Eduardo Borunda Escobedo.
En donde quiera se cuecen habas, dice el dicho. Después del manoseo que hizo el Comité Directivo Estatal del PRI en el estado de Chihuahua y que deja sólo un 10 por ciento del padrón priista activo de los miles de afiliados que había, deja ver muy en claro que hay una crisis existencial de ese partido cuyos pronósticos reservados para el 2021 tiene un lugar ya muy bien asegurado en el cuarto sitio. Solo de milagro pudieran dar un brinco y gozar de un merecido tercer lugar a nivel estatal. Hay que esperar el 2021.

Sin embargo, si para el PRI las cosas andan mal, también encontramos otro dicho que les está pasando a los del partido de la cuarta transformación: el poder marea. Resulta que las filias y fobias dentro de MORENA en el Senado de la República ha propiciado un choque de trenes.

El propio Andrés Manuel López Obrador tuvo que meterse para que los señores senadores de ese partido no se hicieran más daño. El zacatecano Ricardo Monreal Ávila, le ganó la presidencia de la Cámara a Martín Batres. Puso Monreal a una incondicional de él ahí. La lucha por el poder tuvo o tiene ya sus repercusiones, quien resulte triunfador podrá mofarse de ello, pero a la larga, la fisura no cerrará. La apuesta es que todos pierden.

A nivel estatal, la fractura es más intensa que una simple fisura, ya que las palabras del amigo personal de AMLO en el estado de Chihuahua, Juan Carlos Loera de la Rosa, son fulminantes hacia la dirigencia de MORENA, entiéndase Martin Chaparro: “no se vale escupir hacia arriba” palabras más palabras menos del superdelegado.

La política mexicana de estos tiempos, parece que les gusta ventilar sus problemas en los medios, deberían aprender de la sabiduría de Porfirio Muñoz Ledo quien ha aconsejado el diálogo como herramienta de la diplomacia. Una cosa es cierta, no es lo mismo ser oposición a ser gobierno y tal parece que aún no les cae el veinte a unos y a otros, hay una línea muy delgada que confunde esa dinámica.

En el plano más local, la hazaña del joven Job Quintín Flores parece no cayó en gracia ni al equipo del gobernador del estado Javier Corral Jurado y mucho menos a María Eugenia Campos, la alcaldesa de Chihuahua. El vencedor fue Carlos Borruel, quien se come el plato tan codiciado del Comité Municipal de Ciudad Juárez. Hay varios mensajes, primero, el rotundo no a la imposición que se pretendía planchar con el candidato oficial de gobierno, tanto en Rubén Trejo como con Sergio Acosta; dos, la mala operación política de los operadores de la campaña oficial; y tres el trabajo realizado por Job Quintín Flores, quien visitó casa por casa a la militancia panista. Por ello no se puede hablar de un rechazo único al gobernador Corral, Job hizo la chamba y la hizo bien.

En conclusión, la historia del poder se repite, quienes están en él, se niegan a dejarlo. Quienes no son poder, aspiran a tenerlo, usando las formas más simples y complejas, dejando a un lado la cordura y hasta la sensatez política. La diplomacia se ha olvidado en algunos círculos y tal parece que tenemos una regresión a la barbarie. Los ciudadanos observan con facilidad esos errores humanos de los  políticos y creen que eso es la política. Lo que pasa es que hoy en día tenemos menos políticos porque al parecer los hampones se han adueñado de las instituciones y venden una cara que no tiene que ver con el fin principal de la política que es el arte de gobernar para el bien común. Hay que regresar a las bases de la sociedad misma.

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